¿Por qué somos perseguidos?
Somos perseguidos únicamente porque guardamos la Tradición, y en particular la Tradición litúrgica.
Volviendo siempre a colocar los hechos en el orden de su intervención histórica, es del mayor interés releer la carta que Monseñor Mamie me dirigió el 6 de mayo de 1975, para compenetrarnos bien de las verdaderas razones que empujaron al obispo de Lausana, Ginebra y Friburgo a retirarnos ilegalmente los actos efectuados por su predecesor, y particularmente el decreto de erección de la Fraternidad del 1 de noviembre de 1970.
Es un testimonio. Monseñor Mamie reconoce, puesto que lo escribe, que la Fraternidad fue objeto de un decreto de erección firmado por su predecesor a título de Pia Unio con sede en Friburgo, «aprobando y confirmando los estatutos de la dicha Fraternidad». Él no tenía derecho a obrar así, y a retirar por su propia iniciativa este reconocimiento canónico. Eso va explícitamente contra el Derecho Canónico (canon 493 - nota: el canon establece que solamente el papa puede suprimir una congregación).
Ahora bien, por dos veces Monseñor Mamie habla de liturgia en su carta:
Ya le recordé su negativa en lo referente a la celebración de la Santa Misa según el rito establecido por su Santidad Pablo VI."
Por nuestra parte, seguimos pidiendo, tanto a los fieles como a los sacerdotes católicos, que acepten y apliquen todas las orientaciones o decisiones del Concilio Vaticano II, todas las enseñanzas de Juan XXIII y de Pablo VI, todas las directivas de los secretariados instituidos por el Concilio, comprendida la nueva liturgia. Eso hemos hecho, y lo seguiremos haciendo incluso en los días más difíciles, con la gracia de Dios, porque es el único camino para edificar la Iglesia."
Esto escribía Monseñor Mamie en ese momento. Dos veces seguidas en esa carta recuerda la liturgia:
Porque usted se opone a la liturgia".
Ese es, pues, el motivo principal, esencial, que nos valió esas medidas indignas e ilegales. Es necesario recordar estas cosas. La cuestión de la ordenación de los sacerdotes vino después. En realidad, el verdadero motivo por el que fuimos y seguimos siendo perseguidos —ilegalmente, una vez más— por Monseñor Mamie, por los cardenales de Roma y por los obispos de Francia, es en razón de nuestra fidelidad a la santa Misa de siempre.
Puesto que usted sigue con esa liturgia, está contra el Concilio del Vaticano. Y puesto que está contra el Concilio, está contra el Papa. Eso es inadmisible. Así que suprimo su obra."
El razonamiento es bien sencillo. Así, pues, se ha exhibido contra nosotros el Ordo de Monseñor Bugnini e inventado lo que no existía: la obligación de la nueva Misa, que fue impuesta por los servicios del Vaticano y por los obispos en Francia. Así es como, por desgracia, numerosas comunidades abandonaron la Misa antigua, como la Abadía de Fontgombault, bajo pretexto de que había que obedecer a los obispos. Todo eso ha sido impuesto por la fuerza, por coacción. Y también quisieron a toda costa obligarnos a nosotros a dejar esta liturgia y, por el mismo hecho, a cerrar nuestro seminario.
Ante esta impostura e ilegalidad en la que se hizo todo esto, y sobre todo ante el espíritu en que se orquestó toda esta persecución, un espíritu modernista, progresista y masónico, nos pareció que nuestra obligación era seguir adelante. No podemos admitir algo hecho ilegalmente, en un espíritu malo, contra la Tradición y contra la Iglesia, para destruirla.
Monseñor Marcel Lefebvre