¿Es cismática la Fraternidad San Pío X?
¿Fue también excomulgado Mons. Lefebvre (junto con el co-consagrante Mons. De Castro Mayer y los cuatro obispos consagrados) por realizar un “acto cismático”? No. Ya se ha aportado un primer argumento.
¿Además, qué es lo que constituye un acto cismático?
No el simple hecho de consagrar obispos sin mandato pontificio, pues el mismo código sitúa este delito en el Título III (usurpación de funciones eclesiásticas) y no en el Título I (contra la religión y la unidad de la Iglesia) de su sección penal (Libro VI).
Tampoco por consagrar obispos contra el deseo expreso del Santo Padre, que como mucho constituiría una desobediencia. Pero la desobediencia no llega a ser cisma, el cual requiere no reconocer a la autoridad en sí misma, mientras que la desobediencia consiste en no obedecer una orden, pero reconociendo la autoridad de quien manda. "El niño que le dice ‘¡no quiero!’ a su madre no niega que sea su madre".
Ahora bien, Mons. Lefebvre siempre reconoció la autoridad del Papa (como prueban las consultas con Roma para la solución de problemas habituales), y lo mismo hace la Fraternidad San Pío X (véase, por ejemplo, su apoyo a la Ordinatio Sacerdotalis de Juan Pablo II contra el sacerdocio femenino).
Consagrar un obispo sin mandato pontificio sería un acto cismático si se pretendiese conferir no solamente la plenitud del sacerdocio, sino también la jurisdicción, el poder de gobernar un rebaño particular. Sólo el Papa, que tiene jurisdicción universal sobre toda la Iglesia, puede asignar un pastor a un rebaño y darle poder para gobernarlo. Pero Mons. Lefebvre nunca pretendió conferir otra cosa que la plenitud de los poderes sacerdotales del Orden, y en modo alguno otorgó ninguna jurisdicción (que él personalmente ni siquiera tenía).
Sin embargo, con la nueva colegialidad, Roma entiende ahora que la jurisdicción se confiere con la consagración episcopal, y ya no con la misión pontificia (can. 375.2). Esta innovación, que contradice la forma en que la Iglesia entendió durante 2000 años cómo Cristo entendía su Iglesia, está en la raíz de haber considerado “cismáticas” las consagraciones del 30 de junio. Es más bien quien rompe con la forma en que la Iglesia entiende su propia constitución el que debe ser llamado cismático, y no las consagraciones.
En cuanto a los fieles, amenazados por el mismo Juan Pablo II con la excomunión si se adhieren formalmente al “cisma” (Ecclesia Dei Afflicta, 02-07-1988), ¿incurren realmente en excomunión por acudir a los sacerdotes de la Fraternidad San Pío X a recibir los sacramentos? En modo alguno. Los sacerdotes de la Fraternidad San Pío X no están excomulgados ni son cismáticos, con que ¿cómo podrán estarlo los fieles que acuden a ellos? ¡Además, "la excomunión es una pena para quienes cometen ciertos crímenes con plena culpa moral, no una enfermedad contagiosa"!
El 01-05-1991, Mons. Ferrario, obispo de Hawai, “excomulgó” a unos católicos de su diócesis por asistir a misas de la Fraternidad San Pío X y recibir a uno de los nuevos obispos de la Fraternidad para las confirmaciones. El Card. Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, invirtió esta decisión:
del examen del caso (…) no resulta que los hechos referidos en el decreto mencionado sean actos cismáticos formales en sentido estricto, pues no constituyen un delito de cisma; y por tanto la Congregación sostiene que el decreto del 01-05-1991 carece de fundamento y por tanto de validez" (28-06-1993).